viernes, 16 de diciembre de 2016

He estado pensando(te), sentada entre los libros sin leer, los días pasan despacito, como burlándose de mí, no sé cómo terminé aquí, sin saber que hacer contigo, no puedo estar sin ti, pero me gusta que estés tan allá para poderte extrañar, para poder pesar que haré esto y lo otro cuando estés aquí. Disfruto no tener la certeza de lo que haces, para poderte imaginar con el cabello perfecto y la mirada llena de emoción. No tengo idea de lo qué voy a hacer cuando pueda verte diario, quisiera quererte como se supone que debo hacerlo, inmaculadamente, como mi madre amó a su primer gran amor, pero no, aquí estoy escribiéndote a media noche, deseándote entre mis cobijas ¿Cómo se considera pecado besarte el cuello? A veces me dan unas ganas de poder sentir que no hay otra cosa que quieras más que a mí, que mates dragones y cruces el mar por mis cejas, pero somos de esos amores del siglo XXI, compartimos textos de segundos y desgastamos los buenos días. Quédate un poquito y dime otra vez que soy la única, me duelen los huesos de tanto dormir. 
Puse esa foto donde me abrazas junto a mi cama y es lo primero que veo al elevar los parpados y abrir las ventanas, ojalá seas tú, anhelo que marte y la tierra se alineen, la vida, el cielo y mis plantas digan que estoy parada sobre este mundo desolado para mirar tus pestañas por las mañanas. 
Tengo tanto frío que es difícil describirlo, me quema y a veces puedo jurar que esta por evaporarme, por hacerme polvo, pero, entonces, pones tu mano en mi espalda y es como si todo, de pronto, estuviera bien. No te quedes conmigo si te encuentras esperando algo más, porque soy otoño y lluvia, porque necesito hablar y hablar y hablar, contarte que hay un chillido detrás de mi oreja, que mi perro dio tres saltos y que tu piel me sabe a vida. 
No quiero que seamos de esas parejas aburridas que no se comen a besos en cualquier oportunidad, no te sientes frente a mí en un par de años y pretendas que sigues conmigo mientras estas a kilómetros, mientras estamos juntos pero solos, no me hagas eso a mí. Mejor, sigue acariciando mi alma, no sabes lo bonito que es cuando me miras fijo y tocas mis dedos, cuando tus ojos me dicen que quieren quedarse.