Te encontré con ella, eligiendo pan.
Llevabas esa bolsa que tu mamá te regaló para que hicieras mandado, la misma que usamos tantas veces cuando jugábamos a la casita.
Sentí náuseas.
Te giraste y caminante hacía mí extendiendo tus brazos para rodearme con ellos.
Ella caminó lejos.
- Veo que no estás solo.
- Es solamente una amiga, es muy pronto, el fin de semana fuimos por un café, pero en serio, solamente es una amiga.
El que te justificaras solamente confirmó mis sospechas. Dar demasiados detalles delata al mentiroso.
Tras una conversación trivial te dije que te echaba de menos y que ojalá nos viéramos de nuevo.
-Yo también te echo de menos...
El silencio que hiciste posterior a ello fue la vida abofetendome.
- Pero no ¿Verdad?
Solamente pudiste asentir con la cabeza.
Nos miramos fijo otro instante que pareció eterno, di un paso hacia atrás y te dejé ahí entre refrigeradores.
La vida es tan irónica.
Los seres humanos somos tan complejos, tan idiotas.
Se me rompió el corazón en otros 20 trozos pero confirmé lo que tanto había temido.
Ya no te espero, ya no te busco, ya no te guardo, te libero de ser el amor de mi vida, me libero de este luto autoimpuesto.
Juro solemnemente que voy a superar todo esto.