lunes, 3 de mayo de 2021

Deja vu

Hoy ví tu auto en el estacionamiento de esa tienda a la que solíamos ir juntos, sentí que el corazón se me salía por la boca, pero entonces, tras caminar por los pasillos buscándote con la mirada, te encontré.
Te encontré con ella, eligiendo pan.
Llevabas esa bolsa que tu mamá te regaló para que hicieras mandado, la misma que usamos tantas veces cuando jugábamos a la casita.
Sentí náuseas.
Te giraste y caminante hacía mí extendiendo tus brazos para rodearme con ellos.
Ella caminó lejos.
- Veo que no estás solo.
- Es solamente una amiga, es muy pronto, el fin de semana fuimos por un café, pero en serio, solamente es una amiga.

El que te justificaras solamente confirmó mis sospechas. Dar demasiados detalles delata al mentiroso.

Tras una conversación trivial te dije que te echaba de menos y que ojalá nos viéramos de nuevo.

-Yo también te echo de menos...
El silencio que hiciste posterior a ello fue la vida abofetendome.
- Pero no ¿Verdad?
Solamente pudiste asentir con la cabeza.
Nos miramos fijo otro instante que pareció eterno, di un paso hacia atrás y te dejé ahí entre refrigeradores.
La vida es tan irónica. 
Los seres humanos somos tan complejos, tan idiotas.


Se me rompió el corazón en otros 20 trozos pero confirmé lo que tanto había temido.

Ya no te espero, ya no te busco, ya no te guardo, te libero de ser el amor de mi vida, me libero de este luto autoimpuesto.
Juro solemnemente que voy a superar todo esto. 

jueves, 29 de abril de 2021

29

Estuve pensando en ti, pensaba en que aunque ya nos despedimos, necesito hacerlo de nuevo.
Necesito hacerlo de manera definitiva porque estos días he estado esperando a que cambiarás de opinión. A qué tocaras a mi puerta y me besaras fuerte, me abrazaras muchísimo y lloraras en mis brazos como un niño que sea ha equivocado. 
Esperaba que me llamaras a media noche para decirme que me has estado extrañando como loco, que quieres ver mi cara todos los días al despertar, así como me dijiste muchas otras veces. 
Pero no.
Tú seguiste caminando y yo me quedé sentada en dónde me dejaste, tú te fuiste como dijiste, yo me puse mis audífonos y escuche nuestras canciones.

¿Cómo te saco del miocardio, chaparrito? 
Dime tú cómo hiciste para olvidarte de mí así tan fácil, tan sencillo como cerrar la puerta de tu auto.

Todos mis pensamientos son así, empiezo intentando alcanzar la paz dejándote ir y termino cuestionando todo, deseando que me quieras.
Ojalá pudiera cambiar de piel, ponerme una que te apetezca, una que quieras besar en tus noches de insomnio y en las mañanas de hotcakes.
Me siento deshecha.
Me cuesta tanto no tomar el teléfono y llamarte, llorar hasta quedarme dormida, gritarte que te amo y que nunca nadie va a ocupar tu lugar, que nunca volveré a amar como contigo, simplemente porque todos esos hombres que lleguen a mi vida no van a ser tú.
No van a tener tu olor ni tus ojos bonitos, no van a tener tu voz, no van a tener tu dermatitis atópica por el cuello y la pancita, no van a tener tu playlist de Digimon para bailar. 

¿Por qué me dejaste aquí? 
¿Qué te hice? 
¿Qué te faltó?
¿Debí ser más bonita?
¿Debí ser menos sofocadora?
¿Debí ser más inteligente?

Dime porque yo no entiendo nada.
Dime porque a mí me duele el alma de pensar en la madrugada, de cuestionarme como puedo ser suficiente para ti.


martes, 27 de abril de 2021

Los días impares

Algunos días han sido terribles, ¿Sabes? Me despierto con una sonrisa y de pronto el golpe de realidad la apaga, de pronto tus ojitos en mi mente me recuerdan que ya no estamos conectados, que nuestro idioma ya nunca se volverá a escuchar.

Me giro hacia el lado frío de la cama y vuelvo a dormir porque al menos así se me olvidan nuestras mañanas juntos.
Yo nunca he sabido perder ¿Te acuerdas cuando me frustraba mientras jugábamos Mario Party? 
Recuerdo mucho la última vez que lo hicimos, porque fue como una advertencia de lo que se venía, una que no quise ver.
Prácticamente jugué sola, para ti era más importante mirar tu teléfono que mirarme a mí.
Me entristeció muchísimo no ser suficiente para que te rieras conmigo aquella noche.


¿Con qué lleno el vacío que se formó desde que te fuiste? 

domingo, 25 de abril de 2021

Eterno Resplandor de una mente que no puede olvidar II

Anoche soñé contigo. Soñé con aquella noche en la que todo se quebró y me soltaste que ya no me querías.
En mi sueño era todo distinto, el alcohol nos ayudaba a soltar el cuerpo y no la tristeza, así que en vez de abandonarme me besabas entera, en vez de deshacer este amor lo construíamos un poquito más a base de mordidas.
Qué jodido perderte, mi amor, qué terrible tener que despertar cada mañana sin saber si tú pensaste en mí antes de dormir. 
Nunca pensé que algún día deseara borrarte de mi memoria para que dejaras de doler, para que dejaras de calar en el alma, pero qué se le va a hacer si tus ganas ya no existen, si tu mano ya no anhela acariciar mi cintura. 

Te amo, pero me amo más a mí.
Así que hasta nunca, mi vida, hasta siempre, mi amor, yo también cierro con candado la puerta de ese lugar al que me gustaba llamar hogar pero no era más que tu recuerdo en mi cabeza. 

martes, 13 de abril de 2021

Cenizas en el mar

Deseo que seas muy feliz, que te recuperes de tu depresión, que vuelvas a ser tú, que brilles así tan bonito como solamente tú puedes, deseo que no te quepa el corazón en el pecho de toda la dulzura que recibas. 
No tengo más que buenos pensamientos hacia a ti, no podría odiarte, ni aunque lo intentara, ni aunque pusiera todo mi empeño en ello.
Y es que ¿Cómo voy a odiar a quien me llenó de paz y me enseñó a amar?
Si ya no estás de acuerdo con tenerme contándote las pestañas por las mañanas mientras tus ojitos descansan, entonces, yo estoy de acuerdo, lo respeto, eres el hombre más inteligente que he conocido, así que supongo que tus razones tendrás. 

En mi corazón siempre tendrás una mesa reservada, un cuartito dónde descansar y huir del mundo. Y no, no necesitas darme nada a cambio, ni pagar con tu libertad. 


Eterno Resplandor de una Mente que no Logra Olvidar.

Despierto por la mañana y lo primero que aparece ante mí son mis libros, aquellos libros que ya no se terminarán por juntar con los tuyos para formar una pequeña biblioteca que descance en nuestra sala.
Mi cepillo de dientes me reclamó está mañana, pues asegura que ya no podrá ser testigo de nuestros besos con los labios un poquito apretados para no condenar al otro con ese mal aliento matutino.
Mis huesos, sin embargo, me juran que ellos son los más afectados, me gritan, el frío los congela y tú no estás para poner sobre ellos tu piel, tú presencia o una simple frazada. 
Le explico a mi cuerpo que de ese calorcito interno que ardía en el corazón tenemos que hacernos caso solos otra vez, que aunque se acostumbrara a recibir altas dosis de besos eso ya se terminó. 
Y me duele, me duele el pecho porque tú vives en ahí, entre mis costillas, sobre mi diafragma.
Vete más despacio, mi amor, mienteme un poco y dime qué te vas para extrañarme. 
Que te vas para echarme de menos, porque aunque sé que tú ya tomaste la desicion, yo me quede sola en nuestro planeta esperando a que vuelvas, me quedé esperándote en el capítulo XXI del último libro que me regalaste. 

viernes, 16 de diciembre de 2016

He estado pensando(te), sentada entre los libros sin leer, los días pasan despacito, como burlándose de mí, no sé cómo terminé aquí, sin saber que hacer contigo, no puedo estar sin ti, pero me gusta que estés tan allá para poderte extrañar, para poder pesar que haré esto y lo otro cuando estés aquí. Disfruto no tener la certeza de lo que haces, para poderte imaginar con el cabello perfecto y la mirada llena de emoción. No tengo idea de lo qué voy a hacer cuando pueda verte diario, quisiera quererte como se supone que debo hacerlo, inmaculadamente, como mi madre amó a su primer gran amor, pero no, aquí estoy escribiéndote a media noche, deseándote entre mis cobijas ¿Cómo se considera pecado besarte el cuello? A veces me dan unas ganas de poder sentir que no hay otra cosa que quieras más que a mí, que mates dragones y cruces el mar por mis cejas, pero somos de esos amores del siglo XXI, compartimos textos de segundos y desgastamos los buenos días. Quédate un poquito y dime otra vez que soy la única, me duelen los huesos de tanto dormir. 
Puse esa foto donde me abrazas junto a mi cama y es lo primero que veo al elevar los parpados y abrir las ventanas, ojalá seas tú, anhelo que marte y la tierra se alineen, la vida, el cielo y mis plantas digan que estoy parada sobre este mundo desolado para mirar tus pestañas por las mañanas. 
Tengo tanto frío que es difícil describirlo, me quema y a veces puedo jurar que esta por evaporarme, por hacerme polvo, pero, entonces, pones tu mano en mi espalda y es como si todo, de pronto, estuviera bien. No te quedes conmigo si te encuentras esperando algo más, porque soy otoño y lluvia, porque necesito hablar y hablar y hablar, contarte que hay un chillido detrás de mi oreja, que mi perro dio tres saltos y que tu piel me sabe a vida. 
No quiero que seamos de esas parejas aburridas que no se comen a besos en cualquier oportunidad, no te sientes frente a mí en un par de años y pretendas que sigues conmigo mientras estas a kilómetros, mientras estamos juntos pero solos, no me hagas eso a mí. Mejor, sigue acariciando mi alma, no sabes lo bonito que es cuando me miras fijo y tocas mis dedos, cuando tus ojos me dicen que quieren quedarse.